"El hombre no es sólo el soporte de una posibilidad productiva, es más bien síntesis de valores que no siempre pueden medirse con criterios de utilidad y por ello han de apreciarse por contrastes que entrañen íntimas participaciones de orden vital"(*)
Extracto del libro: Elogio de la limosna
Autor: Enrique Arredondo, S.J.
Publicación: 1957
Editorial: Estrella
Nº de páginas: 167
ISBN: n/c
Depósito legal: n/c
(*) Cita del prólogo de Angel Vegas (Catedrático de Ciencias Económicas)
Los números no contienen incertidumbre, por eso nos hemos acostumbrado a medir y a cuantificar todo lo que hacemos con ellos.
ResponderEliminarTiempos, costes, producción, ventas, facturación, gastos, intereses, son datos matemáticos fáciles de cuantificar y de manejar en las empresas. No obstante, no sabemos medir, y por lo tanto corregir e incrementar, la actividad gestora con la misma eficacia.
En lo personal ocurre algo parecido. Sabemos lo que tenemos en el banco, pero en cuanto a nuestra reputación y demás valores todo es relativo e inmedible. Todo son suposiciones.
Tal vez por eso, intentamos medirlo todo en escalas económicas. Los precios determinan la importancia emocional de un obsequio, del mismo modo que limitan el acceso social a determinados lujos que nos diferencian: aviones, yates, chalets, automóviles, joyas, ...
Todo gira en torno a lo que tenemos y a como lo gastamos, ya que es la única forma que conocemos para proyectar públicamente nuestra aparente capacidad productiva, eficacia y responsabilidad profesional. Es la representación pública de nuestra supuesta inteligencia.
Esa necesidad de medirnos y compararnos en términos económicos y no en querer ser únicos y auténticos en lo que hacemos y decimos es la fuente principal de los vicios de la sociedad en busca de atajos a nuevas oportunidades, muchas veces cuestionables.